¿Alguna vez has observado cómo juega tu hijo? Observar a tus pequeños cuando piensan que nadie los ve es agradable ver cómo desarrollan la creatividad y ver todo lo que dicen o cómo se mueven, muchas veces imitando a los padres.

Esto nos hace comprender aún más lo importante que es la forma en que somos su ejemplo y el desarrollo de cada carácter y personalidad de cada uno de los pequeño. ¿Quién es más extrovertido? ¿Quién tiene problemas de socialización?  Verificar si  el niño es muy tímido y esto limita el acercamiento con los demás.

Pero hay algunas señales que debemos de tomar en cuenta de manera particular, sobre todo en la forma en que los niños se acercan al juego:

A todos los padres les decimos que deben estar muy atentos a la menor señal de posible incomodidad de sus hijos al momento de los juegos, sobre todo porque ellos ayudan al desarrollo del lenguaje y de interrelación con sus compañeros.

Es bueno mostrar atención a tus hijos, pero se sabe con qué frecuencia se alarme ante un comportamiento un poco extraño que no sea apegado a lo que haría un niño normalmente.

Para evaluar el bienestar psicológico del niño uno de los modos más utilizado es la observación de un juego relacionado con animales salvajes. Puedes iniciar haciendo un ejercicio de sorteos viajes o de sorteos a otros países donde el niño juegue a ser explorador o tome el papel de un animal de África; podrás ver una excelente estimulación de la imaginación, la creatividad, la socialización, el desarrollo motor y la autoconciencia.

Señales de alerta

Durante el juego el niño se desarrolla, incluye, expresa sus emociones y alivia la tensión que domina los acontecimientos traumáticos y dolorosos. Por lo tanto, a través de la observación del juego se puede identificar cualquier problema y dificultades.

Vamos a ver cuáles son los dos factores que deben ser monitoreados y atendidos

El niño que no juega

El juego para los niños es una función básica y se evalúa de la misma manera como su signo vital. En su ausencia, nos encontramos frente a un signo de enfermedad a tratar tan pronto como sea posible, junto con un experto. La socialización depende mucho de las actividades lúdicas, si ésta no se desarrolla correctamente entonces podríamos estar ante un serio problema de adaptación social

El niño no juega solo

Hasta los tres o cuatro años, es normal que el niño necesite de la presencia de sus padres o de alguien más para poder desarrollar un juego de manera adecuada. Sin embargo, si no existe la presencia de sin un adulto  para que el niño juegue, estamos ante una señal de alarma que hay que monitorear y que puede un especialista guiarte en el proceso.

¿Qué podría estar sucediendo?

Puede ser que sea una necesidad de atención y cuidado y en este caso se podrá proponer formas alternativas de estar con el pequeño, además del juego, para tranquilizar al niño acerca de la disponibilidad de los padres.

Podría ser una solicitud de aprobación en comparación con lo que está haciendo. Esto sucede en las familias donde la percepción de sí mismo se edifica sobre las opiniones de los demás.

¡Acércate con los especialistas para que te den más información al respecto!